jueves, 29 de agosto de 2013

Si hablamos de de felicidad... hablamos de... ya sabes, de ti.

Y entonces me di cuenta de que era lo que no imaginaba. Era algo más.. más importante, más grande, más especial.. entonces bajé la cabeza, bajé la cabeza porque me daba miedo.. miedo porque todo lo que tiene un principio, tambien tiene un.. bueno ya sabéis de lo que hablo. De un final. Siempre hay finales. Es más, yo no conozco otra cosa que despedidas, que finales.. Por eso tengo miedo, miedo de estar acostumbrada a ti, a tu risa y a todo aquello que te rodea.. Sí, lo admito.. lo admito estoy plenamente "cagada". Sí...
Y ya no tengo cojones a decir, antes de que se acerque el final, hago el final yo.. no, no tengo cojones de decir eso porque no puedo, porque no quiero... Porque por increíble que parezca, lo único que no me da miedo es querer más, es más, tener más.. de eso no tengo miedo, si tú tampoco lo tienes...
Podéis decir que no creéis de esto una mierda, que no sé lo que quiero, o que soy una inmadura total.. decir lo que queráis, pero a día de hoy si puedo decir que el corazón ganó a mi cabeza, esa que siempre había estado en alerta por si esto pasaba alguna vez.. y ya es tarde, tarde para poner un punto y final, tarde para arrepentirse o tarde para cambiar algo, ahora solo es hora de seguir, de esperar tener la suerte que nunca he tenido, esperar que ese final al que tanto miedo tengo se vaya... esperar a que tú, como yo, tenga tantas ganas de verme, tantas ganas de verme sonreír, tantas ganas de mí... como yo de ti. Eso es lo único que yo espero. Porque si hablamos de felicidad... hablamos de ti. Sólo de ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario